O Homem Que Copiava de Jorge Furtado (2003) (Brasil)

André (Lázaro Ramos) es un muchacho muy humilde de Porto Alegre que trabaja en una papelería haciendo fotocopias y en sus ratos libres pugna por ser un dibujante de historietas. Está enamorado de Silvia (Leandra Leal) una vecina a la que espía con largavistas todas las noches. André construye todo un plan para conocer a Silvia, que gira alrededor de la obtención de la mísera suma de 38 reáles, algo que resulta mucho más difícil de lo que suena en un principio. Con este objetivo por delante, André irá haciendo todo lo que esté a su alcance para conseguir dicho dinero, aunque eso signifique un lento pero seguro camino hacia el crimen. El director Furtado (también guionista) construye esta mezcla de comedia romántica con policial de enredos como una bocanada de aire fresco, bien respaldado por su dupla protagonista (y un tremendo Pedro Cardoso como el amigo de André también llamado Cardoso) que no sólo no baja la velocidad en ningún momento, sino que se permite además vueltas de tuerca constantes que animan la función. 07.

Mou gaan dou de Wai-Keung Lau, Alan Mak (2002) (Hong Kong)

No estoy especificamente en contra de los remakes pero prefiero siempre ver la primera versión, conocer el esfuerzo original. Más en un caso como es esta película- que se conoció como «Infernal Affairs» internacionalmente- y su versión estadounidense, que fue «The Departed» de Martin Scorsese, ya que son prácticamente idénticas. Claro, una pasa en Hong Kong y la otra en Boston, me dirán uds, pero lo cierto es que no hay ni un solo giro de guión diferente entre ambas e incluso hay escenas idénticas (aquella del ascensor, sobre el final de ambas películas). La historia, por si alguien no la conoce, es la de la complicada casualidad de que existan al mismo tiempo dos infiltrados cruzados entre sí: un polícia que trabaja para un gángster y en el banda de ese mismo gángster, un policía encubierto. El tenso cruce de traiciones, búsquedas y persecusiones está servido. Ahora, el problema: yo me acordaba perfecto The Departed, por tanto, no hubo forma que me sorprendiera, tensara, vibrara en ningún momento pero no me cabe duda que acá está todo bien, todo en orden, y que si hubiera visto esta primera seguramente todo hubiera funcionado mucho mejor. Pero no fue así. Por tanto, me gustó más The Departed y no logro decidirme si esto se debe a que vi el trabajo de Scorsese primero o si se debe a que a él le salió mejor. Algo injusto, supongo, para considerar la primera de las películas. 06.

Compulsion de Richard Fleischer (1959) (Estados Unidos)

Chicago, 1924. Dos jóvenes ricos y extremadamente inteligentes, Judd y Artie (interpretados sobriamente por Dean Stockwell y Bradford Dillman) se consideran mucho más listos que el resto de la gente y deciden probarlo cometiendo el crimen perfecto. El resultado está bastante lejos de ser considerado «perfecto» por lo que iremos viendo como de a poco se estrecha el cerco sobre estos dos psicópatas (y en ocasiones, ellos mismos ayudan a estrecharlo de manera bastante autodestructiva). La película reconstruye el caso real Leopold-Leob -que ha sido adaptado a la ficción varias veces, en el cine con «Rope» de Hitchcock y «Murder by Numbers» con Sandra Bullock por citar sólo dos- y está dividida en dos partes muy claras: thriller en su primera mitad (el crimen y la investigación que lleva adelante el fiscal interpretado estupendamente por E.G. Marshall) y «de juicio» en su segunda parte (que es cuando aparece Orson Wells que, a pesar de estar acreditado primero que nadie, demora su buena hora diez en mostrar la cara bastante cubierta por kilos de maquillaje). La dirección de Fleischer es sobria, sólida, apoyada en una excelente fotografía en blanco y negro. Sobre el final hay un largo monólogo de Wells contra la pena de muerte (cita directamente el discurso que hizo el legendario abogado Clarence Darrow en el caso real) que se me hizo cuesta arriba, más que nada por una falta de piedad personal -supongo yo- que no me dejó empatizar del todo con sus argumentos. 07.

Spotlight de Tom McCarthy (2015) (Estados Unidos)

Reconstrucción de la investigación real que durante el 2001 y 2002 realizara sobre el abuso sistemático de menores realizado por curas católicos en Boston la sección Spotlight del periódico Boston Globe. La narración se centra sobre todo en este equipo de cuatro, tres periodistas (Brian d’Arcy James, Rachel McAdams y un ENORME Mark Ruffalo) y su editor que se define a sí mismo como «entrenador-jugador» (Michael Keaton, otro que está muy bien) y como, de a poco y lentamente, comenzaron a destapar la gigantesca olla de mierda que terminó por salpicar a la Iglesia a niveles globales. La narración de McCarthy referencia -y hace bien- películas del mismo estilo como pueden ser su ejemplo mayor «Todos los Hombres del Presidente» o incluso algunos no tan claros como la más reciente «Erin Brockovich» (por aquello de ir preguntando testigo a testigo, puerta a puerta) pero no hay nada de malo en esta referenciación sino que, por el contrario, con esta misma base McCarthy hace simplemente maravillas. La historia es sólida como un cadenazo en los dientes, TODO el elenco reluce (sumemos un inolvidable secundario de Stanley Tucci, así como apariciones destacadas de Liev Schreiber, John Slattery, Jamey Sheridan y Billy Crudup, entre otros) y transmite sin lugar a dudas la emoción del periodismo bien hecho, ese que grita la verdad bien fuerte hasta que se haga algo y que no aparece tanto (de hecho, cada día aparece menos) como debería. 10.

Ice Cold in Alex de J. Lee Thompson (1958) (Reino Unido)

Ante la avanzada feroz de Rommel sobre Tobruk, las fuerzas británicas abandonan la ciudad. En el caos reinante, una ambulancia conducida por un experto pero alcohólico capitán (John Mills) y su fiel sargento (Harry Andrews), sube a bordo a dos enfermeras (Sylvia Syms y Diane Clare) que literalmente perdieron el buque que las sacaría de la ciudad. Poco después se les une un tan macizo como misterioso oficial sudafricano (Anthony Quayle) y así comienza esta tremenda aventura donde nuestro quinteto de personajes deberá cruzar el Sahara al tiempo que burla a los nazis, esquiva minas, aviones y- por supuesto- sufre el aberrante calor. Poco conocida (al menos para mí) aventura bélica que funciona como un relojito (apenas si podemos lamentar alguna actuación algo acartonada, así como la inevitable historia de amor) dónde el que reluce como loco es el director Thompson que se manda unas cuantas set-pieces tensas como la mierda (la lenta cruzada por el campo de minas se lleva la coronita). 08.

Joy de David O. Russell (2015) (Estados Unidos)

La historia (con muchas libertades, inventos y hasta anécdotas de otras mujeres con similares relatos) de Joy Mangano, una humilde contadora de Boston quien a pesar del descreimiento y falta de apoyo de casi todo su contexto y familia (disfuncional es poco para describir a su familia), se las ingenió para salir adelante con un original invento: la milagrosa mopa autoenjuagable. La historia no se aparta un centímetro del clásico relato estadounidense del self-made man (woman en este caso) con su clásica estructura. Sabemos desde un principio que Joy lo va a lograr, por muy mal que lo pase. Arranca con nada, tiene la idea, se encuentra con dificultades, parece que no podrá, aparece una mínima esperanza, luego la esperanza posta, finalmente el problema duro, ese que parece que la derriba del todo y por fin, el liberador remate donde Joy se sale con la suya. Por muchas veces que se haya contado este tipo de relato, si está bien contado- si nos logramos identificar con Joy, su dilema, en definitiva si terminamos hinchando por ella- funciona. Y si algo hace el director Russell es contar bien sus historias. Además, tenemos un equipo ganador a bordo. Jennifer Lawrence en un protagónico total y probablemente consagratorio (si todavía le faltaba consagrarse), acompañada de buenos secundarios como Robert De Niro (por una vez no en piloto automático), Bradley Cooper, Edgar Ramírez, Diane Ladd, Virginia Madsen (haciendo un personaje completamente detestable) e Isabella Rossellini. Amén de todo lo anterior, hay un aporte casi pedagógico en el modo de mostrar cómo surgieron las televentas a mediados de los noventa. 07.

Kull the Conqueror de John Nicolella (1997) (Estados Unidos)

Aprovechando el envión que le significó la serie Hercules, Kevin Sorbo agarró este Conan descartado por Arnie y rebautizado como Kull (otro personaje creado por Robert E. Howard, pero muy menor en comparación con el Cimmerio) y protagonizó una tan elemental como mala película de «sword and sorcery». La producción es bajísima- basta ver las escenas de combate o los momentos que aparece «el pueblo» (escasa docena de personas) en la ciudad- y la historia no es más que un refrito que se ha visto mil quinientas veces. Con todo, Sorbo es simpático y hay aspectos de atorrantez feliz (la banda sonora metalera, el villano con el peor corte de pelo de la historia de Thomas Ian Griffith) que la hacen por momentos entretenida. 04.

Force 10 from Navarone de Guy Hamilton (1978) (Reino Unido, Estados Unidos)

A grosso modo, podemos dividir el cine bélico en dos grandes corrientes: el dramático, que usualmente termina por ser anti-bélico y que nos muestra el lado realista y crudo de la guerra, el horror de la misma; y el festivo, donde la guerra no es más que un escenario para aventuras heroicas. De este segundo grupo, es el subgénero «de misiones» el que más se destaca y uno que durante las décadas del 60 y 70 funcionó más que frecuentemente. De todas las posibles películas «de misiones» probablemente «Los Cañones de Navarone» sea una de las mejores y fue una además que reportó un gran éxito económico, tanto para la novela original de Alistair MacLean, como para la adaptación cinematográfica de J. Lee Thompson. Tanto fue el éxito, que MacLean poco después escribió una secuela y esta que aquí nos ocupa es su correspondiente adaptación. Ubicada apenas dos años después de la anterior, nos reencontramos con sus dos protagonistas Mallory y Miller (salen Gregory Peck y David Niven, entran Robert Shaw y Edward Fox y a decir verdad no se resiente nada con el cambio) y estos se ven obligados a volver a la acción, esta vez en Yugoeslavia, para atrapar a un traidor, el mismo que comprometiera la anterior misión. Viajan junto a la Fuerza 10 del título (que no tiene ninguna vinculación con Navarone, más allá de tratar atrapar más público) que viaja con su propia misión, comandada por un jovencísimo Harrison Ford. No es la primera, la verdad que no, y tiene además un guión que si se lo mira con lupa (toda la vinculación con «Los Cañones…» hace agua, el accionar del traidor es incomprensible por momentos) se ve finísimo, pero que entretiene, entretiene sin dudas. Y el tramo final, con la misión propiamente dicha y donde todos tienen que cumplir con su rol cronometrados a la perfección, es un ejemplo del talento de Guy Hamilton. Sumemos un montón de caras conocidas en su elenco (Barbara Bach, Franco Nero, Carl Weathers, Richard Kiel, Michael Byrne) y tenemos un gran ejemplo de cine de matineé. 07.

In the Heart of the Sea de Ron Howard (2015) (Estados Unidos, Australia, España, Reino Unido, Canadá)

A mediados del siglo XIX, un joven Herman Melville (Ben Wishaw) insiste hasta pagar un dineral por escuchar el relato que un veterano Tom Nickerson (Brendan Gleeson) hará del viaje final del ballenero Essex y su funesto encuentro con una gigantesca ballena blanca. A partir de este relato basado en hechos reales (tanto el viaje original del Essex como que Melville se inspiró en dicho relato para escribir Moby Dick), el director Howard hecha mano a sus mejores artes y como siempre que se emplea a fondo (Apollo 13, Frost/Nixon, Rush) la encaja en el ángulo. La aventura- a pesar de su destino trágico, no deja de ser una aventura- del Essex es grandiosa y la reconstrucción que de ella hace la película (a pesar de cierto abuso de CGI) es magnífica. El elenco (Chris Hemsworth, Benjamin Walker, Cillian Murphy, Tom Holland) no puede estar más a tono. Vale mucho la pena de ver. 08.

A Man for All Seasons de Fred Zinnemann (1966) (Reino Unido)

Biografía de Thomas More (o Moro, depende de la traducción) un brillante abogado y hombre de la corte del Rey Enrique VIII, quien supo incluso ser su canciller, pero cuya oposición a la reforma anglicana (aquella que le permitía a Enrique divorciarse y casarse con Ana Bolena) le terminó por costar muy, muy caro. Es notable como una película que esencialmente es gente discutiendo principios, leyes o religión en salones, cuartos, juzgados o celdas, pueda resultar tan apasionante de ver. Obviamente, tiene que haber cierto gusto por la historia en el espectador, pero es innegable que la entrega de un notable elenco británico y estadounidense (Paul Scofield, Wendy Hiller, Leo McKern, Robert Shaw, Orson Welles, Nigel Davenport, John Hurt) ayuda y mucho. 07.