Esto de los western para dormir a la niña me ha abierto la puerta a grandes películas que nunca había visto o de las que siquiera no tenía idea -porque la niña tiene 5 años y entonces busco siempre material entre los 50 y 60, donde la violencia esté contenida- pero esta de hoy entra por la puerta grande y se vuelve parte de mi Top 10 de westerns de todos los tiempos. Y eso no sorprende a nadie cuando se leen tan sólo dos palabras: John Ford. Aquí, el sargento Rutledge del título (inmenso Woody Strode en el que sería su salto a la fama) compone a un heroico oficial de caballería durante las guerras indias en el Lejano Oeste que es acusado de un crimen espantoso. Claro, el tipo tiene un historial perfecto y lo respalda mucha gente, lo que hace dudar de las acusaciones, pero es negro, lo que hace a muchos estar seguro de las acusaciones y, encima, no abre la boca al respecto de lo sucedido durante la noche del crimen. Así, Ford -y el inteligentísimo guión de Willis Goldbeck- construye dos películas en una: un western, sí, que nos va contando que pasó antes y después del crimen en cuestión, donde no faltan los tiroteos, las persecuciones o las batallas con los indios; y una “de juicios”, cuando en el presente Rutledge sea juzgado y tengamos todo el misterio que se va desenvolviendo. Strode es magnético y le toca en suerte el mejor personaje (ese monólogo que se manda cuando atestigua, por favor!) pero hay aportes varios de Jeffrey Hunter (el oficial que lo defiende), Constance Towers, Juano Hernández, Willis Bouchey y un muy divertido Judson Pratt (sí, porque Ford, en el medio del drama y la más terrible tensión, te alivia cada tanto con situaciones graciosas, así de grande es) en una de las mejores películas de su director -lo que es decir- y donde se hace un tremendo alegato anti racismo en el medio de un enorme relato cinematográfico que reíte de los balbuceos al respecto que hacen hoy por hoy Jordan Peele y sus (peores) adláteres. Nota: los posters son verdaderamente espantosos, así que me quedé con el de la versión alemana (a mi gusto, el mejor). 10.
Sergeant Rutledge de John Ford (1960) (Estados Unidos)
