Hornets’ Nest de Phil Karlson (1970) (Italia, Estados Unidos)

Italia, 1944. Un batallón nazi conducido por un cruel capitán, se apersona en un pueblito perdido y exije se le entregue a los partisanos locales. La gente del pueblo se niega y el batallón fusila hasta el último, hombres, mujeres y hasta bebés. Trás cartón, un sobreviviente se quiebra y revela la ubicación de los partisanos, así que los nazis exterminan a estos también y de paso cañazo a un comando estadounidense que llegaba justo en paracaídas a cumplir una misión en la zona. ¡Y apenas si van 7 minutos de película! Nuestro protagonista es Rock Hudson, el único sobreviviente de ese comando, que es rescatado por los niños del pueblo (que obviamente no estaban en el pueblo durante esos primeros 7 minutos) y esperan que él los ayude a vengarse de los nazis. Él, con pocos escrúpulos, los utiliza a su vez para completar la misión. Una «de misiones» podría llegar uno a pensar ya que la cosa va de volar (otra vez) una presa, pero pronto la película te da una cachetada con el horror de la guerra y lo traumático que resulta para todos los involucrados. A pesar de lo bajísimo (bajísimo en serio) de su producción y lo limitado de la mayoría de las actuaciones, propone instancias por demás interesantes, con héroes no del todo limpios (los «buenos» abusan varias veces de una doctora alemana, en una ocasión claramente violándola) y villanos (el capitán nazi) que siendo bien pero bien malos están lejos de ser estúpidos y proponen antagonistas dignos. Además de lo anterior, Hudson (ya con su tradicional y simpático bigotito) dista de aprovechar y robar la plata (poca de seguro) en una producción menor perdida en Italia, ya que pone toda la carne sobre el asador y aporta un magnífico protagónico. Sobre el final, la película emociona y todo, miren lo que les digo. 06.

Black Mass de Scott Copper (2015) (Estados Unidos, Reino Unido)

La historia verídica de la alianza que realizara en 1975 (y se sostuviera por más de 10 años) el FBI con James «Whitey» Bulger, un criminal de poca monta del sur de Boston, quien aprovecharía dicha unión para establecerse como el Rey del Crimen en la ciudad. Apelando a la narración que distintos cómplices de Bulger van haciendo a la policía años después (y que nos adelanta que el imperio del crimen tuvo un final poco feliz) el director Cooper construye un relato austero y convincente de la escalada que Bulger y compañía fueron haciendo cortando las cabezas que fueran necesarias a su paso al mismo tiempo que los agentes del FBI que habían hecho el trato con él se fueron pervirtiendo de lo lindo (y bien que pagaron por ello). En algún momento, sin embargo, la historia se vuelve algo reiterativa y escasa. Johnny Depp construye un gran personaje en Whitey (la gran mayoría del tiempo es mirar a otro tipo) pero el guión deja de ayudarlo al punto que un personaje en un principio cargado de matices se va volviendo caricaturesco como villano de Dick Tracy. Al margen de eso, está muy bien. De hecho, se da un caso similar a las recientes «Nightcrawler» o «Foxcatcher» dónde hay mejores actuaciones que lo que películas standard como estas merecen. Acá, además de Depp, hay un elenco que parece un «who is who» en el Hollywood contemporáneo: Joel Edgerton, Benedict Cumberbatch (completamente desaprovechado), Dakota Johnson, Kevin Bacon, Peter Sarsgaard, Rory Cochrane, David Harbour, Adam Scott, Corey Stoll, W. Earl Brown y las firmas siguen. 06.

Ben-Hur de William Wyler (1959) (Estados Unidos)

«Esta es la historia de Cristo» dice la película en su arranque y en verdad nos está mintiendo descaradamente. Como su nombre indica, esta es la historia de Judah Ben-Hur (Charlton Heston) y será una historia que correrá en simultáneo a la de Cristo (salvando las distancias, tal cual ocurría en «Life of Brian» de los Monty Python). Es más, en los momentos que más se regodea en ser una película bíblica, sufre el mismo destino que casi todo el cine de esa naturaleza, parsimonioso, lento, discursivo, pleno de propaganda pro cristiana (al punto incluso de adaptar la Biblia a su conveniencia, simplificarla y hacer de todos los judíos unos santos y de todos los romanos unos perversos). Pero nada de lo anterior importa, porque acá vinimos a por espectáculo y este es uno de los mayores ejemplos de espectáculo que Hollywood puede ofrecer, ahora o nunca. Ben-Hur es traicionado por Messala, su amigo de la infancia (un Stephen Boyd villanísimo) y a la mejor usanza del Conde de Montecristo, condenado por un crimen que no cometió y dejado para morir en las galeras. Claro que nuesto amigo Judah es un hueso duro de roer y de a poco y con el correr de los años logrará regresar a por su venganza. Tenemos todo el tiempo del mundo para contar su historia (212 minutos, con apertura, intermedio, entreacto, todo) y a decir verdad en muy pocos momentos se nota (ha envejecido estupendamente). La historia avanza en manos de Wyler y hay que ver como el director (uno que tampoco ha pasado a la historia como un gran artista pero siempre ha probado poder manejar lo que sea que tuviera a cargo) la impulsa mediante notables set-pieces (la batalla naval de su primer tercio sin ir más lejos). La maravilla absoluta llega en el momento ya legendario de la carrera de cuádrigas que es uno de los clímax mejor ejecutados en la historia del cine y no cabe duda que seguirá siendo un ejemplo para todo aquel que busque épica similar. Un último comentario: Heston siempre ha sido un actor muy limitado pero efectivo y aquí es una de las veces donde mejor funciona. Su Judah Ben-Hur es un personaje esencialmente físico pero aprovecha silencios y miradas para lograr momentos muy emotivos. 08.

Long Weekend de Jamie Blanks (2008) (Australia)

Una pareja (Jim Caviezel y Claudia Karvan) que no está pasando por el mejor momento se toma un fin de semana largo en una remota playa australiana, para poder encontrar una manera de salir adelante a varios temas que los carcomen. El lugar elegido es inhóspito, aislado y -pronto se revela- amenazador. Ellos dos son un encanto: él un imbécil con impulsos violentos, ella una quejosa insoportable. A medio camino entre drama y horror, la película se pierde en largos momentos muertos y la machaca constante pro ecologista termina por cansar hasta al más convencido miembro de Greenpeace. La pareja protagónica pone ganas y los paisajes son espectaculares, pero sólo mediante climas está difícil construir algo que para colmo es alcanzado por el ridículo en varios momentos puntuales (el accionar de algunos animales- el águila, el manatí- o el final que es de una estupidez supina). Mirando IMDB me entero que esta película es un remake de una Ozplotaition de culto de 1978. Capaz que esa es un poco mejor. 04.

Pawn Sacrifice de Edward Zwick (2014) (Estados Unidos)

Biopic de Bobby Fischer, primer (y único) campeón mundial estadounidense de ajedrez, quién ganara su título además durante la tensa Guerra Fría. Fischer, prácticamente un niño prodigio, era una suerte de John McEnroe de los alfiles y caballos (si McEnroe hubiera sido un delirante paranoico) y al margen de jugar increíblemente bien en el damero, era un caprichoso capaz de no presentarse, pedir que se jugara en un sótano o declarar completamente convencido que los judíos y rusos del mundo conspiraban en su contra. La película aquí en cuestión nos ubica días antes de lo que se llamó «El Match del Siglo» -cuando Fischer enfrentó a 24 partidas al campeón soviético (y a quién nunca había vencido) Boris Spassky- pero luego se traslada a su infancia y juventud para ir construyendo desde allí. No cabe duda que la historia de Fischer era más que suficiente para ser una película, pero esta película en particular tiene algunos problemas. El primero y más grave es que su protagónico Tobey Maguire es mucho menos actor que el elenco secundario que lo acompaña (Michael Stuhlbarg, Peter Sarsgaard y muy especialmente Liev Schreiber, quien compone un perfecto Spassky). No es que Maguire lo haga especificamente mal, pero lo cierto es que no está a la altura de los otros. Luego, al menos a mí me costó muchísimo empatizar con el personaje. Ojo, quizá la idea es que nunca jamás hinches por él (no dejaría de ser novedoso: la clásica película «deportiva» dónde sabés que el protagonista va a ganar, pero querés endemoniadamente que ganen los otros) pero me suena muy raro a priori. Y por último, termina de cualquier manera, de forma por completo anticlimática. En resumen, casi dos horas con altas y bajas. 05.

The Seven Year Itch de Billy Wilder (1955) (Estados Unidos)

Llega el verano a la Isla de Manhattan y se llena de «solteros de verano», estos son los maridos que deben quedarse trabajando en la ciudad mientras sus esposas e hijos viajan de vacaciones. Esta circunstancia pone por demás contentos a muchos, pero no a Richard Sherman (un notable Tom Ewell) un hombre de mediana edad que se define a sí mismo felizmente casado y se promete no fumar, no beber y- por supuesto- no alternar con jovencitas de ninguna manera. Pero lo que no puede imaginar Sherman es que la mayor tentación del mundo se acaba de mudar al piso de arriba de su casa, corporizada nada menos que en Marilyn Monroe. Y yo quiero ver quien es el gallito que te dice que Marilyn no lo tienta. Richard de seguro, no. Extremadamente divertida, la comedia va subiendo de volumen a medida que el pobre Richard no puede (no quiere tampoco) evitar a la vecinita, que es una mezcla infernal entre inocencia y sensualidad (algo que Monroe hacía a la perfección y para todos los que dicen que era pésima actriz, en comedias como esta brillaba como pocas) generando carcajadas ruidosas. Y en pocas películas además, Marilyn Monroe fue tan Marilyn Monroe como en esta. La legendaria escena donde le baila el vestido sobre el respiradero del metro es, simplemente, infartante. 08.

Mustang de Deniz Gamze Ergüven (2015) (Turquía, Francia, Qatar, Alemania)

Último día de clases y comienza el verano en una pequeña comunidad turca en la costa (luego nos enteraremos que está a 1000 kms de Estambul). Un quinteto de hermanas, la más grande digamos 17, la menor 10, festejan con sus compañeros la llegada del estío en la playa, jugando y bañándose. Es, claramente, en la actualidad. Pero la actualidad en Turquía no es el mismo que en otras partes del mundo, así que la pronta denuncia de una vecina a la abuela de las muchachas (quienes son huérfanas de padres y viven con dicha abuela y un tío) acusándolas de inmorales termina provocando un éxamen de virginidad para las más grandes y palizas para todas. Ya desde esta secuencia inicial vamos entendiendo de qué va todo esto, a medida que- con Lale, la menor, oficiando de narradora- vemos como la vida de las hermanas cambia y su casa se transforma en «una fábrica de esposas». Ergüven apuesta fuerte y si bien su película no es de denuncia contiene denuncia, la de mostrar la vida de las mujeres jóvenes en condiciones casi que de esclavitud. Habrá quien diga que no es objetiva y otros que apelarán a aquello de «son diferencias culturales y hay que respetarlas» pero no será aquí. Yo no lograré nunca tener elementos que justifiquen condiciones de vida como las que muestra la película y aplaudo a la directora por contarlo y bienvenida sea su subjetividad. Amén de lo anterior, la película no se queda en eso, porque además la vida de las hermanas da espacio y lugar para romance, comedia, drama, tensión y mucho más, todo narrado con efectividad y apoyado en el quinteto de hermosas actrices (todas ellas actuando por primera vez) que transmiten una imponente frescura. 08.

X-Men de Bryan Singer (2000) (Estados Unidos)

Cuando se mira el exitazo que significa hoy por hoy el subgénero «de superhéroes» en el cine pocas veces se tiene en cuenta a los principales responsables del giro que tuviera a inicios de este siglo y a quienes se les debe mucho del mismo. Sam Raimi con sus Spiderman y especialmente Bryan Singer con sus X-Men marcaron la dirección a seguir como tan bien lo ha hecho Marvel (no tanto DC) con sus adaptaciones posteriores. Singer en esta película que nos ocupa ya dejó bien en claro el camino a imitar: combinar una aventura entretenida -con piñas y chistes- con conceptos interesantes o incluso profundos, como pueden ser el racismo o la xenofobia. Yo hacía unos cuantos años que no la revisionaba y da gusto ver que ha envejecido con mucha dignidad. Siguiendo a Wolverine (un Hugh Jackman perfecto para el rol y una estrella clase A desde entonces) en su ingreso (desganado) al equipo de los X-Men vamos conociendo a los demás personajes (que son, sí, demasiados y en su mayoría apenas desarrollados) en su particular guerra privada entre mutantes. Están los de Magneto (Ian McKellen, disfrutando como loco) quienes piensan que es hora de jubilar al Homo Sapiens, y están los de Charles Xavier (Patrick Stewart, otro de los que destacan) quienes abogan por una convivencia pacífica. A partir de acá, Singer marcó las bases de una saga que ha tenido películas mejores y peores que esta que la inicia, pero que sigue siendo muy disfrutable. 07.

Man Without a Star de King Vidor (1955) (Estados Unidos)

Dempsey Rae (Kirk Douglas) es un vaquero sin rumbo o destino que de paso por Wyoming «adopta» a un muchacho (William Campbell) que hace su primera incursión en el oeste y juntos comienzan a trabajar para una ambiciosa ganadera (Jeanne Crain), quien aprovecha demasiado el estado de «open range» de los pastos de la zona y su numerosísimo ganado deja sin comida al de los más modestos competidores locales. Estos pronto comienzan a utilizar alambre de púas, sinónimo de todo lo que Dempsey detesta, lo que no tarda en provocar enfrentamientos. Si bien no es este un western épico o especialmente memorable, tiene al menos tres aspectos de interés: representar mediante Dempsey a todos esos hombres de espíritu libre que iban encontrando menos y menos espacios de vida a medida que el Lejano Oeste se «civilizaba»; plantear un conflicto donde no hay «buenos» o «malos», ya que todos tienen su punto y su razón en la discusión; y una enorme interpretación de Douglas en el protagónico, convencido y feliz de lo que hace. Estos tres puntos compensan un final medio simplón. 06.

The Peanuts Movie de Steve Martino (2015) (Estados Unidos)

Parece mentira pero habían pasado ya 35 años desde la última película de Snoopy. Hay pocos personajes tan populares como Charlie Brown y pandilla y llama la atención que la maquinaria industrial que es el cine de animación reciente no hubiera apuntado sus cañones en su dirección. Y si sumamos el GRAN momento que vive la misma dicha maquinaria, las expectativas eran altas. ¿El resultado? Correcto y poco más. Yo nunca fui gran lector de Peanuts pero, como supongo un gran porcentaje de la gente, estoy bastante familiarizado con los personajes y en alguna ocasión he leído sus tiras. Por tanto, la primera impresión que me queda de la adaptación es que se apostó más que nada a remarcar el lado infantil y una segunda lectura- más profunda, más adulta- que recuerdo de las tiras, no sobrevivió y brilla por su ausencia. Ojo, esto no es en demérito del filme, que está apuntado- muy bien apuntado- para niños de entre seis y diez años, pero para pocos más. Sin embargo, todo sea dicho, tiene momentos hilarantes y -sobre el final- emotivos. La animación en sí misma- una llamativa combinación entre los trazos de Charles M. Schulz y animación 3D- es muy efectiva y destaca en su mayoría. Vale la pena ver con niños, sin dudas. 06.